domingo, marzo 30, 2008

"FUGA", una de enredos y otras reflexiones.

Mucho tiempo ha pasado desde mi última crítica. Mucho tiempo.
Sí, sí; también me he dado cuenta. Este montaje que nos ocupa muy, muy local no es por mucho que esté protagonizado por un actor ilicitano.
Pero lo cierto es que desde “Sorgiñak” (ver anterior crítica) los grupos locales no se han prodigado demasiado por el coliseo ilicitano (que cursi me ha quedado esto último). ¿Qué ha sucedido? ¿Es que muchos de los “cómicos” (esta palabra está ahora muy de moda desde que la usa Rajoy y Bardem) ilicitanos pasan por un periodo de crisis creativa después de unos cortos años de eclosión? ¿Algunos por fin se han dado cuenta de que esto no es lo suyo y han cambiado a otra afición que no consista en torturar a ningún público con sus neuras? ¿O quizá lo que sucede es sencilla y llanamente que los responsables del Institut Municipal de Cultura (ahora regentado por gente de Izquierda Unida, o del Bloc, o de los Verdes, no sé ya muy bien…) no confían en la producción local, creen que no es compatible con una programación de calidad (sí, esa que hace venir a Pilar Bardem, a José Pedro Carrión o a Federico Lupi) y por lo tanto piensan erradicarla poco a poco de sobre las tablas del Gran Teatro para exiliarlas a otros escenarios menores?
El caso es que yo también voy a tener que replantearme los contenidos de mi blog. Un blog que si recordáis cuando comenzó allá por Noviembre de 2006 (como pasa el tiempo) iba a dedicarse a comentar noticias de los grupos locales de Elche. Desde entonces podía permitirme al menos un par de críticas de Montajes ilicitanos al mes. Ahora llevo tres meses sin saber de qué escribir…
No puedo evitar esbozar una sonrisa maliciosa, de lengua bífida. ¿Dónde están ahora esos paladines defensores de los grupos locales? ¿Dónde están los que me acusaban de ser la enemiga nº 1 del teatro ilicitano, la terrorista de tantas y tantas ilusiones de los “cómicos” (de nuevo la palabrita, hoy me ha dado por ahí) ilicitanos? Eran multitud, no hay más que echar un vistazo a los comentarios de los post dedicados a la Mostra de Teatre Dama d´Elx o algún que otro montaje en particular. Evidentemente yo ya sabía entonces que se equivocaban de chivo expiatorio. Pero me asombra que ahora no eleven su voz con lamisma virulencia ante los que parece que sí que les importa poco el teatro ilicitano de hoy día. Nunca dejará de asombrarme el nivel de estupidez (quizá sólo de ingenuidad) al que puede llegar el ser humano…
El caso es que el pasado Jueves se celebró una vez más el Día Internacional del Teatro y para ello nuestros responsables culturales eligieron una coproducción de Yorick S. C y Saineters que ponían en escena un texto de Jordi Galcerán, uno de nuestros dramaturgos más de moda actualmente gracias a su obra 'El método Grönholm' y que acaba de estrenar además en Madrid “Carnaval”, con estupendas críticas.

En la dirección un experimentado Juan Luís Mira. En resumidas cuentas, nombres lo suficientemente solventes como para esperar un buen espectáculo. La trama gira en torno a un Ministro que ha sido sorprendido aceptando un soborno en forma de chalé. A partir de ahí, todos los tópicos y cliches de la comedia más tontorrona. Es verdad que la gente se reía, incluso me atreveré a decir que se divertía, pero ¡ay! se vende tan fácil la risa hoy día. En un momento de la representación, y ante mi comprensible aburrimiento, me dediqué a fantasear, a imaginarme este texto interpretado por Arturo Fernández. Efectivamente, mis sospechas se confirmaban. La obra le hubiera encajado a las mil maravillas. Sólo habría que haberle añadido algún que otro “chatita” de vez en cuando. Poco, muy poco original o ingenioso había en esa larga hora y media del espectáculo. ¿De verdad a alguien de más de 15 años le sorprendió alguno de los “giros” dramáticos de la trama?
Por supuesto, tener un texto facilón, rayano en la caspa (“una comedia de las de antes” menciona nuestro insigne crítico de La Verdad) no es motivo de rechazo en sí mismo. Todo tiene su público y aunque a mí no me guste ese tipo de comedia no significa que no deba hacerse. Es más, las considero necesarias para acercar a cierto público al teatro en un país que ha votado el "chiki-chiki" para representarnos en un Festival Internacional.

El problema es cuando todos los demás elementos de la escena se muestran tan grises como el texto en sí. Empezando por un irreconocible J. L. Mira que ha derrochado ingenio en otros montajes suyos, y que aquí lo único que demuestra es una notable desgana en la puesta en escena, rutinaria a más no poder. De acuerdo que estas comedias no se prestan a demasiados florituras pero es que su (o sus) responsables no consiguen siquiera lograr un ritmo regular durante toda la obra, apareciendo momentos que se hacen realmente tediosos. Y eso en una comedia de enredo no tiene perdón. Esa discreción se traslada también al apartado técnico: una escenografía pobretona y sin gracia, un uso de la luz de lo más convencional... En definitiva muy poco para lo que yo esperaba de estos nombres de relieve.
Dejo a cosa hecha para el final el apartado interpretativo. El ilicitano Manuel Hernández es, con mucho, lo mejor del espectáculo. Se carga a las espaldas todo el montaje y él, sólo él, logra que el desastre no sea total. Brilla con luz propia ante un resto de elenco, en especial el femenino, que me limitaré a calificar de discreto. Imprecisiones en el texto, algún que otro silencio "incómodo", y algunos personajes (insisto, en especial las mujeres) cuyas intenciones no estaban todo lo matizadas que debiera. Ya sé que todo esto que digo no se suelen valorar, que con hacer reir sea de la manera que sea es suficiente y el aplauso se vende muy pero que muy barato, me temo que, una vez más, seré la aguafiestas de turno. Quizá sea demasiado rigurosa. O quizá sólo pida a cada compañía lo que se espera de ella en función de su hipotético nivel. Es más, si esto lo hubiera hecho según que grupo local, seguramente lo aplaudiría con entusiasmo. Y quiero creer que no soy la única que fue capaz de ver todas estas limitaciones (quizá sólo fruto de la falta de preparación) en este montaje.

Y más discreto me parece todo cuando aún recuerdo el pasado año al gran grupo sevillano Atalaya versionando el musical más famoso de Brecht. Y digo yo. Puesto que tenemos una corporación de izquierdas, con todo lo que ello conlleva de trasgresión, de cercanía con el pueblo, de huída de prejuicios artísticos ¿Por qué no encargar cada año este evento, la celebración del Día Internacional del Teatro, a una compañía ilicitana? Por que así, de pronto, se me ocurre un puñado de grupos de la ciudad (CRC, La Carátula, Calandraca, Atrote Teatro, Ferroviaria…) que tienen montajes que, como mínimo, ofrecen el mismo nivel que el que se nos ofreció el pasado Jueves. No me imagino al Patronato Municipal de Cultura de Alicante contratando a un grupo ilicitano para celebrar esta fecha tan significativa sobre todo si no va a mejorar lo que se tiene en casa.

Y ya para acabar, mención aparte merece la lectura del pregón –perdón, manifiesto- del Día Internacional del Teatro. Ese es el momento previo a la función, en el que todos nos dedicamos a repasar las cosas que tenemos que hacer al día siguiente. Yo personalmente lo dediqué a repasar la lista de la compra, que hija, vienen dos días seguidos de fiesta y siempre me pasa lo mismo, la nevera se queda temblando… ¡ay, perdón! Que continuan con el manifiesto. Este año lo lee un señor que se llama David López, que es director de teatro y que además es también insigne crítico (como el otro) pero esta vez del Información. Nula intención, nula emoción, nulo entusiasmo. El chico no es rapsoda, desde luego. Mejor. Así puedo concentrarme mejor en la lista de la compra. Y digo yo, para eso mejor que nos lo den por escrito junto al programa de mano, que así lo puedo leer mientras espero mi turno en la carnicería. ¿Es que no hay actores y actrices en Elche para que le encarguen leer el papelito?
Bueno, parece que ya acaba. Sólo me da tiempo para una reflexión más: para ser gestor cultural en este ayuntamiento (y supongo que en cualquier otro) la capacidad de pensar con sentido común no tiene que ser un requisito importante. Y ahora silencio. Empieza la obra.

("Fuga" se representó en el Gran Teatro el jueves, 27 de Marzo de 2008.)