
Montaje-encargo de la presente edición del Festival Medieval d’Elx. Dirige Juanjo Prats, antiguo presentador en Canal 9 y hoy actor en la popular serie “L’ Alqueria Blanca”. Quizá por ese motivo se encontraba allí prácticamente todo el reparto de la misma. En otros créditos vemos nombres ilicitanos, lo cual es bueno para que la ciudad no se desligue de este tipo de eventos. En la producción ejecutiva (que no sé muy bien qué es eso), Pepe Miravete, en las coreografías, Silvia Montesinos, alguna actriz caratulera como Emma López, etc.… Vemos políticos satisfechos campando a sus anchas por entre los pasillos y butacas, más rostros conocidos del canal autonómico. Fotos, autógrafos… Lo más parecido al glamur que veremos en Elche por mucho tiempo, vamos.
La excusa este año un espectáculo en torno a la figura del Rey Jaime I, todo ello a través de las mujeres que pasaron por su vida, desde su propia madre hasta la última amante que tuvo antes de morir, pasando por la que quizá sea la que más ha trascendido al ser su mujer legitima: la reina Violante de Hungría.
La excusa este año un espectáculo en torno a la figura del Rey Jaime I, todo ello a través de las mujeres que pasaron por su vida, desde su propia madre hasta la última amante que tuvo antes de morir, pasando por la que quizá sea la que más ha trascendido al ser su mujer legitima: la reina Violante de Hungría.
Escenografía sencilla, prácticamente se limita a un eno

Desde el primer momento de la representación, su director muestra sus cartas. Vamos a ver un espectáculo “bonito”, fino, hecho con evidente buen gusto y que va a arriesgar más bien poco. Y es que el calificativo que mejor puede definir este encargo es precisamente ese, el de bonito.
La estética es el elemento mejor cuidado de este espectáculo, con una iluminación francamente espectacular que inunda la escena con cuadros hermosísimos donde las cuatro actrices (Pepa Miralles, Emma López, Elena Serrano y Paula Berenguer) hacen un trabajo encomiable salvo algún que otro titubeo comprensible en un estreno absoluto (como muy bien se encargaron sus responsables de publicitar), y se desenvuelven perfectamente con un texto a veces excesivamente denso. La música en directo es otro elemento a tener en cuenta con unas acertadas melodías que contribuyen a transportarnos a una época ya lejana para todos nosotros.
La estética es el elemento mejor cuidado de este espectáculo, con una iluminación francamente espectacular que inunda la escena con cuadros hermosísimos donde las cuatro actrices (Pepa Miralles, Emma López, Elena Serrano y Paula Berenguer) hacen un trabajo encomiable salvo algún que otro titubeo comprensible en un estreno absoluto (como muy bien se encargaron sus responsables de publicitar), y se desenvuelven perfectamente con un texto a veces excesivamente denso. La música en directo es otro elemento a tener en cuenta con unas acertadas melodías que contribuyen a transportarnos a una época ya lejana para todos nosotros.
Y sin embargo, teniendo en cuenta todos estos elementos, ¿cómo es posible que al final me deje tan indiferente este montaje? A pesar de la correcta puesta en escena, de la bella iluminación, del estupendo trabajo actoral sales del teatro con una sensación de “deja vu” realmente molesta.

La música podría haber sido un elemento apropiado para estructurar este espectáculo pero está completamente desaprovechada en la trama. Hubiera sido un magnífico recurso si se hubiera encontrado más integrada en la puesta en escena y con el trabajo de las actrices. Pero no; ese aspecto va por libre, podríamos sacarlo de escena y colocarlo en una iglesia como mero concierto y ninguno de los dos espectáculos (el teatral y el musical) se resentiría demasiado. Una magnífica oportunidad perdida. Eso afecta también a las coreografías que prácticamente se limitan a una sencilla danza de las cuatro actrices con unas pequeñas pértigas, y algún que otro movimiento más estilizado. Todo esto unido evidencia una dirección correcta pero fría e impersonal que se apoya en demasía en diversos elementos (actrices, iluminación, texto, música) pero sin lograr un perfecto ensamblaje de todos ellos. Con lo cual no se logra ese plus de alegría, de frescura que le hubiera venido tan bien al conjunto. Y es que parece que para hacer un gran espectáculo referente en el Festival (y fuera de él) es necesario aburrir soberanamente al respetable. Aquí esa sensación no es tan descarada como en otras ocasiones aunque bien es cierto que si hubiera durado media hora menos nadie se lo hubiera recriminado.
A pesar de ello, y para acabar al fin en positivo, un e

"Jaume I, amic i amat" se representó en el Gran Teatro de Elche el 24 de Octubre de 2008.