jueves, marzo 29, 2007

"LA ÓPERA DE TRES CENTAVOS"; Atalaya versiona a Brecht.


El pasado martes, 27 de Marzo se conmemoraba el Día Mundial del Teatro y Elche, como no podía ser menos, se vistió de gala para poder celebrarlo como se merecía. La fiesta se respiraba en el ambiente ya que a pesar de la gélida y lluviosa noche que cubría la ciudad, en el patio de butacas se encontraba lo más granado del mundillo teatral ilicitano; allí pude reconocer a componentes de casi todos los grupos representativos de la ciudad a saber: La Otra Cara, Garou, Cía. Clásica de Comedias, La Carreta, Carafur, Calandraca, Sáhara, Musas, etc, etc… Y en medio de todos ellos yo, como mera espectadora, observándolo todo, tomando buena nota, disfrutando desde mi butaca de mi cómodo anonimato con una media sonrisa en los labios...
De entrada no tengo menos que calificar de feliz la ocurrencia de los responsables del Institut Municipal de Cultura de programar para ese día tan significativo a uno de los mejores grupos de Teatro de nuestro país, y además poniendo en escena un texto capital de la damaturgia moderna.

Mucho menos feliz fue sin duda la decisión de que nos torturaran un grupo de ¿actores? que leyeron no sé muy bien que palabras (¿alguien consiguió mantener la atención más de diez segundos seguidos?) con una total ausencia de gracia, de calor, de todo lo que cabría esperar en un manifiesto sobre el teatro. Resulta difícil comprender que alguien haya puesto tan poco cuidado para una ocasión como esta (espero que tomen nota los responsables). Afortunadamente el suplicio acabó en apenas cinco minutos y este hecho, sin duda, fue el que provocó el aplauso del público.
Pero vayamos a lo importante, la función. ATALAYA siempre me ha merecido una admiración especial por un hecho esencial: han puesto siempre todo su talento y energía en una trayectoría que puede calificarse de todo menos de buscar el favor de un público fácil, logrando convertirse a pesar de todo, en un referente teatral en este país. Para muestra varios botones: textos tan densos como Medea o Elektra (impresionante el montaje de este último), Máquina Hamlet de Heiner Müller o las dos piezas más "irrepresentables" de nuestro inmortal García Lorca: Así que pasen 5 años y El Público. Resulta chocante que su espectáculo más accesible sea precisamente el texto más “fácil” de un autor tan complicado como Bertold Brecht, que sólo logró un único éxito comercial en vida: La Ópera de Tres peniques (aquí centavos).

Pero no es ese el único motivo por el que me considero una fiel entusiasta del teatro de esta compañía sevillana, no. Su punto fuerte es sin duda ese espléndido elenco de actores y actrices que destilan en escena una energía que sólo he logrado encontrar, aunque resulte ciertamente una paradoja, en algunos grupos amateur, pero rara vez en Compañías profesionales de larga trayectoria, que suelen estar contaminadas de cierta rutina del tedio.


Aquí siete únicos interpretes, siete repito, fueron capaces de multiplicarse en escena para insuflar vida a los numerosos personajes del relato, apoyados también por unos estupendos músicos que cambiaban asimismo de instrumentos según la pieza lo requiriera. Aunque es injusto destacar a nadie, no puedo menos que mostrar mi admiración por el estupendo trabajo de Susana Fernández como Polly Peachun y de Rebeca Torres como Jenny la de los tugurios. Ambas están sencillamente impresionantes y brillan con luz propia en escenas como la del burdel o la canción en la cárcel de las dos amantes de Mackie.
Todo ello servido con una sencillez total (la escenografía apenas estaba compuesta por unos somieres multifunción y un telón transparente), confiando únicamente en sus, ya digo, excelentes intérpretes y en la fuerza de un texto que todavía conserva hoy día toda su fuerza y vigencia.

No puedo decir que se trate precisamente de su mejor trabajo. Algunos pasajes del relato decayeron en ritmo y energía y ciertas escenas no estaban resueltas con la brillantez que ha mostrado Ricardo Iniesta, su director, otras veces, quedando en ocasiones deslavazadas y algo confusas. Pero, ojo, ya quisieran muchas compañías de más tirón popular mostrar el nivel de esta formación incluso en sus montajes menos redondos. Y no estaría de más que se vieran reflejados en ella algunos grupos independientes que buscan la risa (o la lágrima) fácil, que confían más bien poco en la inteligencia de su público a la hora de plantearse montajes más arriesgados y en los que se salga de la mera comercialidad. Y es que para eso ya tenemos a las Compañías Nacionales que, esas sí, deben preocuparse más en justificar al final de temporada una serie de números.
("La Ópera de Tres Centavos" se representó el pasado 27 de Marzo de 2007 en el Gran Teatro de Elche).


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