miércoles, junio 06, 2007

"BACANAL, LA FIESTA DEL VINO". Maracaibo vuelve por sus fueros.

Hacer una crítica del estreno de un espectáculo de calle, donde el público representa un elemento tan participativo e integrado en la propia puesta en escena resulta difícil. Así, y aunque lo primero que se observa detrás de esta orgía de luz, música y color son algún que otro bajón de ritmo y la falta de un acoplamiento algo más cuidado entre escena y escena, no creo que sea justo darle especial importancia a esto hecho ya que, como digo, la condición de estreno supone un especial “handicap” es un montaje de estas características.
Hecha esta salvedad comentar que “BACANAL, LA FIESTA DEL VINO” es más de lo que nos tiene acostumbrados esta veterana formación ilicitana. Es decir, a quien le agrade sus montajes saldrá satisfecho y a quien no, bueno, simplemente que no lo vea.
Y es que cualquier espectáculo de MARACAIBO se funda básicamente en lo mismo: una exultante combinación de fuegos artificiales, pegadiza música, vestuario colorista y unas efectivas (y efectistas) coreografías de personajes y aparatos, todo ello unido bajo el pretexto de un mínimo hilo argumental. Pero aquí hay que saber distinguir. Maracaibo demuestra oficio en cada nuevo espectáculo de calle que nos ofrece y eso ya es decir mucho en una población que ha tenido que sufrir más de una vez, y bajo el nombre de teatro de calle, pura caspa, algunas subvencionadas por dineros públicos para más inri. Avisar que este no es caso.
El espectáculo se divide en cuatro grandes escenas: La Mitología, la Taberna, la Vendimia y la Bacanal. La acción de desarrolla sobre un escenario montado para la ocasión y se va alternando con pequeños recorridos entre el público. En esta ocasión, no obstante, el hilo narrativo se torna todavía más pobre de lo acostumbrado (la adoración que las distintas culturas han hecho a lo largo de la historia al vino) y algunos recursos tales como el de enumerar tópicos y frases hechas en torno al vino se me antojan algo simples, quizá demasiado evidentes.
Pero quitando momentos puntuales, decir que el espectáculo tiene frescura, una vitalidad a la altura de los mejores trabajos de calle de la formación y que proporciona una diversión más que agradable de ver. Es posible que la compañía no nos haya ofrecido aquí un Ribera del Duero (quizá tampoco lo hayan pretendido jamás) pero si hay que decir que nos dan a beber un refrescante tinto de verano que todos los presentes aceptamos a beber con gusto.
La novedad más llamativa de este nuevo montaje la encontramos en la confección del reparto, especialmente el masculino que es el que lleva mayor peso en la narración. Junto a los habituales Juan Carlos García y Mariano Martínez, actores que se encuentran como pez en el agua en esta lides, sorprende ver a dos intérpretes hasta ahora especializados (hasta donde tengo conocimiento) en un teatro más propiamente “de sala”. Xavi Rico es un actor ya suficientemente conocido (y reconocido) en nuestra ciudad. Creador junto a Miravete de la CRC, la última vez que tuve la oportunidad de verle fue en "El Ángel del Apocalipsis" donde interpretaba a San Vicente Ferrer. Actor de raza, no parece, sin embargo, terminar de encontrar su sitio en este espectáculo durante la mayor parte del desarrollo del mismo. La seguridad que suele demostrar sobre las tablas de un escenario afloró aquí en contadas ocasiones fruto, sin duda, de la falta de rodaje. Curiosamente la otra novedad, Roberto Martínez, un actor mucho menos dotado técnicamente, sabe suplir su falta de recursos con una endiablada exhibición de fuerza, energía y coraje que muchos supieron reconocer. Conclusión: en teatro de calle la potencia es mucho más importante que la técnica. En cuanto al apartado femenino, por su parte, cumplen con su trabajo más cercano a la danza que a la interpretación, hábilmente capitaneadas por las habituales Cristina Maciá y Ana Carreño.

Por lo demás un espectáculo refrescante, colorista, de rápido (y agradable) consumo que además nos descubre un espacio nuevo (y muy aprovechable) de la ciudad: La Plaza de Castilla. Hay que felicitarse por la iniciativa (ignoro si de las autoridades o de la propia compañía) de descentralizar los espacios teatrales y lúdicos de la ciudad y hacernos, como digo, encontrar nuevos lugares de encuentro cultural entre los ilicitanos.

Un acierto: Su apenas hora de duración. La justa para que nunca se nos haga pesado de ver.
Un Inconveniente: Un cierto regusto a “deja vu”.

“Bacanal, la Fiesta del Vino” Se representó el Sábado, 19 de Mayo de 2007 en la Plaza de Castilla de Elche.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Que guay! Tiene buena pinta este montaje... ¿Por qué yo siempre me pierdo estas cosas? ¡Jo! Ahora que veo las fotos y leo de qué iba el tema, me está picando el gusanillo de ver este montaje. A ver si hay suerte y la vuelven a repetir, que además ahora llega el veranito y mucho sol, mucha playa, pero poco teatro...

Basterrak dijo...

Roberto, lo que le echen, jeje.

Uno de los espectáculos de Maracaibo más completos que he visto (casualmente lo vi en un teatro) fue "La Judía guapa" (o algo así, perdón por mi falta de memoria).

Si esta bacanal les salió la mitad de bien que aquel, estoy seguro que su nota será más alta, en mi opinión.

PD: el teatro de calle, muchas veces, tiene ese problema de "innovación" pienso, pero con el tiempo se va supliendo.

Anónimo dijo...

En primer lugar, me vais a permitir que exponga una decisión que tomé: cuando los comentaristas de este blog presuman de la misma "elegancia" que en el post anterior, no volveré a intervenir. de qué sirve repetir: "para gustos los colores"; "no tomárselo tan a pecho" etc, si nadie piensa hacerte caso.
por tanto, para evitar la crecida avalancha en esas tertulias he decidido comentar los post cuando las aguas aún están calmadas.
Ahora, entrando en la materia que nos interesa, es decir, este post, diré que ciertamente desconozco bastante lo que se viene haiendo en teatro de calle. No he visto este espectáculo, no conozco a la mayoría de sus actores/ ices , obviamente, no puedo opinar. lo que sí me permito es incidir en la dificultad que acarrea este tipo de espectáculos (sonidos, imprevistos, maleantes, borrachos..)y por ello, todos aquellos que se dedican a este género tiene un plus de peligrosidad.

Mucho ánimo y besos para todos.

Jose Luis dijo...

A eso debes añadir que mientras los que hacemos sala tenemos la "suerte" de poder usarla (más o menos) los que hacen calle lo tienen más complicado que nosotros para conseguir un espacio escénico.

Anónimo dijo...

Pues sí, porque en Elche hay sitios chulos para estas cosas y, sin embargo, ahí están, muriéndose de asco.
Por cierto, ¿alguien ha probado este tipo de teatro? Tiene que molar... Yo lo más parecido que he hecho fue un montaje casi improvisado con la universidad de Haute-Alsace en un pueblecito llamado Ensisheim, cerca de Mulhouse. Empezamos la actuación en una plaza y luego entramos en el edificio del ayuntamiento (sin dejar de actuar, claro). Fue muy pintoresco y muy divertido.

Anónimo dijo...

Me hubiera gustado mucho verlo, siempre me pierdo estas cosas. Y también me gustaría probarlo, la verdad.

Anónimo dijo...

¡Vaya snob!
Un saludo anónimo.

Anónimo dijo...

Pues sí, tiene que molar. Además, es algo distinto a lo que estamos acostumbrados a hacer la mayoría de los grupos.

Anónimo dijo...

Pues yo soy de los pocos que voy a hablar de este montaje despues de haberlo viso, y solo puedo decir que me encantó, me gustó mucho, me gustó tanto, que tengo guardada la bota de vino que fueron regalando a los asistentes para hacernos participes de los beneficios de tan agradable brebaje. Los actores, me encantaron, no podría decir el nombre de ninguno de ellos ya que mi memoria es mala, que digo mala, malísisisima, pero como de sensaciones si que entiendo, me encantó.... y es más... no me gustaría ver este montaje en una sala, por muy bonita y comoda que fuera...... es un montaje de calle y de amigos.... igual que el vino