miércoles, enero 23, 2008

"SORGIÑAK", brujas en el Gran Teatro.


Es domingo por la tarde. El público se arremolina en la entrada del Teatro. Espera impaciente que las puertas se abran y puedan ocupar sus asientos. Parece que el estreno se va a retrasar unos minutos.
La asistencia no esta mal. En la puerta siempre da la impresión de que son muchos más. Luego, una vez ubicados en el interior, nos encontramos casi en familia. Supongo que la mayoría amigos y familiares del grupo, y alguna que otra loca que si está allí es porque se lo han comunicado los integrantes de la obra a través del foro. Bendito foro (aunque esté mal que servidora lo diga). Bendito por que si no, hubiera sido difícil enterarse de una representación anunciada de tapadillo entre el montaje de Chete Lera y el de Albert Pla. Una función que ni siquiera son capaces de anunciar en los tabloides diseminados por la ciudad. Como si tuvieran miedo los responsables culturales de que una compañía local “ensucie” su gestión.
Curioso giro el que ha dado el Institut Municipal de Cultura desde la dimisión del anterior programador, Antonio González. Durante la programación de Enero y Febrero han enmendado el error. Han sido mucho más coherentes con su nueva forma de pensar: sencillamente no han programado a ninguna formación local.

Pero en fin, volvamos a nuestra noche de brujas, en el Gran Teatro. Una noche de brujas que nos ofrecía Teatre Garou. Una noche donde la concejal de cultura o el mismísimo alcalde no fueron a hacerse fotos con los artistas, ni a regalarles presentes cual Reyes Magos después de la representación. Quizá tengan miedo a las meigas (perdón las “sorgiñas”). No nos engañemos, Lucía García o Sabrina Tovar no son Pilar Barden o Diana Palazón. No merecen semejantes honores. Aunque sí el calor y el aplauso del publico asistente. Creo que con eso se dan por servidas. Yo al menos no lo cambiaría por una foto junto a la jeta de Alejandro Soler, por Dios. ¿Se nota que estoy un poco quemadilla por lo que tuve que presenciar el pasado sábado con ese pestiño llamado "LA SOSPECHA"?
Teatre Garou me es conocido (a parte de por las habituales intervenciones de sus componentes en mi blog) por su anterior montaje "Uno, dos, tres maletas" un vodevil que versionaba teatralmente una película del cómico francés Louis De Funes.
En este nuevo montaje sacan a relucir de nuevo sus virtudes y también sus defectos. Garou en estado puro. Virtudes que principalmente se basan en el buen hacer del elenco, con personajes bien diferenciados e interpretados con oficio y en una buena fluidez narrativa (habida cuenta de que se trata de un estreno, creo). Es un montaje realizado y trabajado con el suficiente cariño como para que el público no se sienta despreciado. Eso, corriendo los tiempos que corren en el teatro local, ya es un logro.

El problema es que ahí acaban los logros y comienzan los inconvenientes. Una segunda parte algo loca, sustituye un primer acto sencillo pero realizado con corrección. En el momento en el que el relato adquiere cierta truculencia (en especial a partir de las apariciones del mismísimo Diablo y sus escenas con las brujas) se destapan las limitaciones del reparto. Unos actores que se encontraban cómodos cuando el relato se mueve en los límites de la tragicomedia costumbrista pero que se muestran forzados y algo perdidos cuando el relato exige un mayor esfuerzo dramático. Prueba de que en ese momento comienzan a perder credibilidad es que aparecen las primeras risas del público que se tornan en generales cuando la trama da un forzado y nada justificado giro final.
Si a ello unimos (una vez más en un grupo local) una dejadez en el apartado técnico y en ciertos detalles de la puesta en escena, volvemos al típico producto respetable pero irregular al que nos tiene acostumbrados el teatro local. Voy a poner un ejemplo concreto de esa irregularidad: se nota que la formación ha hecho hincapié en la escenografía. Una escenografía cuidada que simula las casas del pueblo. Pero si ello no va unido a una iluminación que destaque y dé volumen a esa escenografía, nos encontramos con un decorado muerto que bien podría haber sido sustituido por un simple lienzo pintado (y que quizá habría remarcado el primitivismo del relato).
De acuerdo que, una vez más, nos encontramos ante un grupo y un espectáculo amateur. Un grupo por el que además siento simpatía personal, no voy a ocultarlo. ¿Pero tan complicado es para un grupo amateur dar vida a una escenografía trabajada incluyendo luz en el interior de las casas cuando es de noche (ya que se juega a una puesta en escena realista) o cuidar el vestuario de sus personajes (en el que creí vislumbrar pulseras doradas cuando se trata de aldeanos pobres)?

“Es que eres muy quisquillosa” me van a decir algunos. Quizá sea verdad. Pero no por eso voy a callarme. Yo sólo cuento lo que veo. Y todo es una cuestión de planteamientos. Si el grupo lo que se planteaba era estar por encima de la media enhorabuena: lo han conseguido con creces. SI este espectáculo hubiera sido estrenado en la (penosa) Muestra de teatro amateur del pasado mes de septiembre hubieran subido la calidad, sin duda.

Si lo que pretenden es ser un referente en el teatro local, insisto en lo que les dije con el anterior montaje: todavía les falta un hervor. Y la diferencia reside, generalmente, en los pequeños detalles…
"SORGIÑAK" fue representado en el Gran Teatro el Domingo, 9 de Diciembre de 2007.