Como lo prometido es deuda, continuamos con mi puntuación a l
as obras que este año han participado en la Mostra de Teatre Dama d´Elx. La verdad es que si terminamos fuerte la semana y con una gran asistencia de público, el comienzo de la segunda semana fu igualmente esperanzador. La tónica general de esta Mostra a sido la enorme afluencia de público a todas las representaciones, independientemente de que fuera un estreno o no, del día de la semana y de que el cielo amenazara lluvia. Ahí van los espectáculos de este segunda semana:
Día 22. “LAS SALVAJES” de Shoah-Heytú Teatre. De entrada, el grupo parte con una gran ventaja. Para mi parecer, representaban el mejor libreto de la Mostra y parece que conscientes de ello, pusieron toda la carne en el asador. Ya me parecieron de lo mejor en la Muestra de Institutos en Junio y aquí volvieron a ofrecernos una representación con gran fuerza. Desgraciadamente, la composición de este tipo de grupos obliga casi siempre a colocar a actores demasiado jóvenes para sus papeles y eso les restaba eficacia a algunos personajes concretos y diluía el interés en momentos siempre muy puntuales. Por lo demás, es de sorprender que un grupo tan joven muestre tanta seguridad sobre el escenario, donde apenas percibí ninguna indecisión. En un montaje con una veintena de actores actuando al mismo tiempo, no es poco mérito. Me resulta difícil destacar a alguien, si acaso a Lidia Ibarra en su vistoso papel de dueña de la compañía de revista o a Sebas, que hace una convincente interpretación como empresario del teatro. El resto cumple perfectamente con lo que se espera de ellos. ¡Ah! Y que la obra sea impecable en cuanto a ambientación artística y en el aspecto técnico también sube nota. PUNTUACIÓN: 7´5/10.
Día 23. "LA TERAPIA DE LA ANCHOA" de El síndrome de Elena. Lo admito. Fuí una cobarde y esa noche no me atreví a salir de casa por miedo a otro tormentón. Me sabe muy mal porque además ni siquiera he conseguido fotos de este montaje y de este grupo del que no sé nada. Algunos foreros de Patio de Butacas nos han comentado que estuvieron bien, aunque se notaba que eran principiantes y que, desgraciadamente fueron poquitas personas. Si alguien la vió y quiere comentar, yo editaré aquí gustosa sus opiniones. De antemano mil disculpas al grupo El Síndrome de Elena y estaré atenta para próximas representaciones que hagan. PUNTUACIÓN: Sin puntuar (por el momento).
Día 24. “HISTORIAS” de la Otra Cara. Si tengo que mencionar l
a gran sorpresa de esta semana para mí sería este montaje. Comienza de manera apabullante. Las dos primeras historias son estupendas. La primera homenajeando de manera divertida el teatro, la segunda una parodia del despiporre que debía ser aquello del Olimpo. De lo más desternillante de la Mostra. Los actores se mueven cómodos en escena, cumpliendo a la perfección con sus papeles en las distintas historias, divirtiéndose y contagiando con su entusiasmo al público más escéptico. Desgraciadamente a partir de la tercera historia (la del pacto con el demonio ¡arrrggg!) la fórmula empieza a agotar y a partir de ahí la mesura se pierde. La delgada línea entre lo excelso y lo chabacano se rompe y Javier Murcia vuelve a antiguos vicios: humor escatológico dirigido a un sector muy concreto del público. No es que yo sea fan del humor de Joaquín Reyes (guionista y actor de “Muchachada Nui”) que parece haber creado escuela en ciertos autores ilicitanos, pero puedo reconocerle su gracia o ingenio. Su obra impregna todo el montaje. No obstante el chiste que busca la risa fácil, la que surge de nuestros instintos más primarios, no la soporto y la inclinación del grupo hacia este lado oscuro del humor hace que se pierdan gran parte de los logros del comienzo. Por si eso fuera poco su duración, dos horas, no es la más adecuada para este tipo de espectáculos, sobre todo cuando los últimos “sckechts” son con mucho, los más desafortunados. Los interludios dramáticos entre historia e historia no funcionan nunca, primero porque esa fórmula de historia cómica-intermedio serio nos pilla a todos con el pie cambiado, segundo porque ahí se hacen evidentes las limitaciones dramáticas de todos sus intérpretes, mucho más cómodos y convincentes haciendo gamberradas sobre el escenario. Con todo, de lo mejor de la Mostra y así se lo supo agradecer el público con un merecido aplauso. PUNTUACIÓN: 6/10.
Día 25. “MANDRILÁNEA” de Compañía Mandril. Segundo espectáculo que veo de este grupo y empiezo a sospechar que no da ya para más leche la burra. Otros discípulos de la “Muchacha Nui”, si acaso con un humor todavía más hermético que los anteriormente citados. He de reconocerles un gran desparpajo a la hora de elaborar sus “sckechts” y que algunos podrían ser francamente divertidos. El problema, ya lo dije cuando vi el anterior espectáculo, es que no son buenos actores y mucho menos, directores. Y así sus historias pierden totalmente la eficacia. Sin un mínimo de composición en los personajes, sin la búsqueda de una pequeña puesta en escena sobre las tablas, sus paridas dan la sensación de ser chistes improvisados, gracietas espontáneas dirigidas a su círculo más íntimo. Mi consejo; (ellos que hagan ya lo que quieran) que busquen la colaboración con un grupo de actores que les pongan en escena sus historias, que como digo, no carecen de interés. El momento en que parodian la relación del alcalde con su concejala Angelus Candelus podría haber sido antológico de haber tenido un mayor criterio en la puesta en escena y unos cómicos conocedores de los complejos resortes humorísticos, esos que nos hacen pasar de la leve sonrisa a la carcajada más sonora. Vamos, me dio la sensación todo el espectáculo de ser una traca con la mecha mojada. PUNTUACIÓN: 4/10.
Día 26. “Ya no crecerán más rosas” de Ni Una Palabra. Llegamos al fi
nal de la Mostra, por lo menos en cuanto a grupos locales se refiere. De nuevo un texto de Javier Murcia (“Historias”). Esta vez un drama familiar de intriga. A partir de sus cinco actrices y un solo actor, se entreteje una historia que al final resulta menos perversa de lo que nos querían vender. EL elenco resulta casi siempre creíble, en especial las actrices Carolina Martín y Miriam Bernal. Y ya es mérito ante un texto literario en exceso y con diálogos poco frescos. ¿De verdad habla así la gente normal? La puesta en escena no está siempre justificada (todavía no comprendo la función del piano de cola que ocupaba todo el lado derecho del escenario, limitando el movimiento de los actores) y la historia me parece demasiado improvisada. La ruptura cronológica del relato o la creación de ciertas relaciones del todo irrelevantes en el núcleo de la trama no tienen otra función que la de dar apariencia de complejidad a un texto que en sí, es de una sencillez apabullante y que muestra todas sus trampas a los diez minutos del comienzo. Está bien que se escriba una obra dirigida al público más adolescente, pero el problema principal radica en suponer que este público adolescente sea tan ingenuo. ¿De verdad sorprende a alguien ese final telegrafiado desde las primeras escenas? Los actores, arrastrados por ese tono tristón del relato y del ritmo que contagia incluso al desangelado saludo hacen lo que pueden por intentar creerse sus papeles aunque en la mayoría de los casos se muestran demasiado estirados, tensos con unos diálogos que rara vez destilan vida. Una pena. Con un texto de mayor enjundia esos intérpretes sospecho que podrían haber dado mucho más de sí. En definitiva, una frugalidad que se ve sin esfuerzo pero que se olvida al instante. PUNTUACIÓN: 5/10.
Y así terminamos con la edición de la Mostra de este año. No comento el montaje que clausuró la Mostra, “Desnudas”, porque no era de ningún grupo local (yo seguiré abogando porque se contrate a grupos locales profesionales para clausurar este tipo de eventos) y además no me pareció gran cosa, la verdad.
Una edición, la XIII, que parece haber retado al fatídico número para convertirse en una Mostra mucho más interesante que la del año pasado, con montajes que si no redondos, sí al menos han ofrecido el suficiente interés como para que no maldijéramos el momento de salir de casa y dirigirnos al Gran Teatro. Es evidente que todavía queda mucho por hacer, pero me congratulo de que los grupos por fin hayan dejado de lamentarse de lo mal que los tratamos algunas voces críticas y se hayan puesto manos a la obra para ofrecer trabajos más convincentes. Como decía esta semana Marc Llorente, crítico de teatro del diario Información : “El teatro aficionado debe cumplir un importante cometido en el desarrollo del teatro en general y en la cultura. Hace falta más formación, eso sí, para superar ciertos vicios”.
Para conseguir esto, un primer paso es el reconocimiento de nuestros errores y carencias, algo que parece comienza a vislumbrarse en esta Mostra. Esperemos que no haya sido un mero espejismo.


Día 23. "LA TERAPIA DE LA ANCHOA" de El síndrome de Elena. Lo admito. Fuí una cobarde y esa noche no me atreví a salir de casa por miedo a otro tormentón. Me sabe muy mal porque además ni siquiera he conseguido fotos de este montaje y de este grupo del que no sé nada. Algunos foreros de Patio de Butacas nos han comentado que estuvieron bien, aunque se notaba que eran principiantes y que, desgraciadamente fueron poquitas personas. Si alguien la vió y quiere comentar, yo editaré aquí gustosa sus opiniones. De antemano mil disculpas al grupo El Síndrome de Elena y estaré atenta para próximas representaciones que hagan. PUNTUACIÓN: Sin puntuar (por el momento).
Día 24. “HISTORIAS” de la Otra Cara. Si tengo que mencionar l


Día 26. “Ya no crecerán más rosas” de Ni Una Palabra. Llegamos al fi

Y así terminamos con la edición de la Mostra de este año. No comento el montaje que clausuró la Mostra, “Desnudas”, porque no era de ningún grupo local (yo seguiré abogando porque se contrate a grupos locales profesionales para clausurar este tipo de eventos) y además no me pareció gran cosa, la verdad.
Una edición, la XIII, que parece haber retado al fatídico número para convertirse en una Mostra mucho más interesante que la del año pasado, con montajes que si no redondos, sí al menos han ofrecido el suficiente interés como para que no maldijéramos el momento de salir de casa y dirigirnos al Gran Teatro. Es evidente que todavía queda mucho por hacer, pero me congratulo de que los grupos por fin hayan dejado de lamentarse de lo mal que los tratamos algunas voces críticas y se hayan puesto manos a la obra para ofrecer trabajos más convincentes. Como decía esta semana Marc Llorente, crítico de teatro del diario Información : “El teatro aficionado debe cumplir un importante cometido en el desarrollo del teatro en general y en la cultura. Hace falta más formación, eso sí, para superar ciertos vicios”.
Para conseguir esto, un primer paso es el reconocimiento de nuestros errores y carencias, algo que parece comienza a vislumbrarse en esta Mostra. Esperemos que no haya sido un mero espejismo.