domingo, septiembre 27, 2009

XIV MOSTRA DE TEATRE DAMA D ´ELX. Luces y sombras

Un año más las ilusiones de actores y actrices amateurs han pasado por el esceanrio del Gran Teatro en una edición más pasada por agua que nunca. Esto último, no obstante, no ha sido excusa para que un buen puñado de aficionados nos acercáramos al Teatro para disfrutar en la mayoría de los casos del trabajo y esfuerzo de los participantes.
Entre las sombras, a nivel particular, mencionaría el horroroso cartel escogido para esta edición: una especie de bola de chocolate (de esos de echar en el bol de leche) que mi pobre capacidad intelectual o sutileza artística me impiden descubrir qué significado tiene, si es que lo tiene. Tras esta reflexión meramente anecdótica (que nadie se me enfade), más grave me parece el nulo seguimiento informativo que la prensa local ha tenido con la Mostra. No estamos tan sobrados de estos eventos para que a excepción de elchedigital.es (que tampoco esta vez ha cubierto todas las representaciones) la prensa haya vuelta la cara hacia otro lado, generalmente para contarnos las vicisitudes de esos personajillos mediocres a los que solemos catalogar como políticos. Sigo pensando que iniciativas como esta son necesarias y el hecho de que no termine nunca de despuntar y lograr una Mostra de mayor enjundia estoy segura que se debe, en gran parte, a la desidia de las “fuerzas públicas” de la ciudad.

Dicho esto pasaré a comentar brevemente qué me han parecido las obras que he ido a ver en esta edición a la cual he tenido que faltar bastante, unas veces por compromisos familiares, otros por las inclemencias del tiempo, otras porque sencillamente no me apetecía. Lástima. Me perdí poder rellenar ese teatre-adicte y con ello ganar alguna de las entradas sorteadas para una clausura a la que, de todos modos tampoco podía asistir en esta ocasión.

Tras una inauguración a cargo de Eco Teatre a la que no asistí, le tocaba el turno al grupo Las Peras del Olmo que pusieron en escena un texto de Jordi Galcerán, Dakota. Un texto interesante puesto en escena de una manera minimalista (o pobre, como se prefiera). Los actores son demasiado jóvenes para dar entidad a unos personajes que exigen unos actores más maduros que sepan lo que están diciendo. Ya lo señalaba en el foro al día siguiente de la representación. ¿Alguien entendió algo de lo que la actriz que interpretaba a la novia del protagonista decía? ¿Nadie se percató en los ensayos que se tiraría por la borda un importante porcentaje de diálogos ante la incapacidad de articular medianamente una sola palabra? Es evidente el esfuerzo e ilusión que pusieron los jóvenes actores pero así no puede funcionar nunca un texto. Seguro que el montaje encierra muchos valores. Yo no pude apreciarlos como quise, indignada como estaba porque parecía que nadie antes cayó en la cuenta de que el texto tiene que llegar nítido al espectador para poder disfrutar de lo que se le ofrece. No podemos pretender que unos actores tan jóvenes puedan matizar todas y cada una de las significaciones de su texto pero, amateur o no, un requisito mínimo debe ser que el que se sube a un escenario sea capaz de hacer llegar su voz con un mínimo de claridad al espectador. De este modo, las perdidas de hilo eran constantes y así poco o nada se puede desfrutar. Una lástima, como digo, porque a los chavales se les notan ganas de sobra.

El Síndrome de Elena puso en escena una comedia de Sckechts titulado “Las bragas de Eva”. El público consiguió divertirse y lo expresó en continuas carcajadas. Pero si analizamos la obra con un mínimo de rigor nos damos cuenta que la formación sufre de un mal endémico en este tipo de grupos de aficionados: carece de una dirección que le dé unidad al conjunto. Sé que en estos tiempos en los cuales perdemos horas de nuestro tiempo frente al televisor en espectáculos absolutamente nimios, la calidad del entretenimiento no parece ser una prioridad para según que tipo de público; yo en teatro pido algo más. Y aunque es evidente el desparpajo de su intérpretes, las buenas intenciones y la eficacia de algunas escenas para provocar la risa entre el público (yo también me reí, que conste), el montaje se queda pobre para lo que una se supone que va a ver en el Gran Teatro.

Propuesta radicalmente distinta a la anterior fue Asdrubalis de Taintantos. Para mí fue una de las sorpresas de la muestra dado que sus dos últimas propuestas me parecieron de lo más flojo que se había dado en las últimas ediciones. Aquí, sin embargo parece que el grupo se siente más en su salsa. La propuesta escénica es, sin duda, la más espectacular de la Mostra, gracias sobretodo a un cuidado vestuario y una resultona escenografía. Además el texto está mejor escrito que sus dos precedentes (La galería se lía y Decisión fatal) consiguiendo implicarnos en un periodo muy determinado de nuestra lejana historia. El mayor inconveniente aquí viene de los intérpretes. En general el tono de estos me pareció tan antiguo como la trama que nos describía, lo cual vuelve a confirmar que al grupo le falta una firme dirección actoral. Roberto Caro no dota de la suficiente prestancia a un personaje como es Escipión, que requería gran fuerza y carisma. Lara Vergara hace un loable esfuerzo para sacar a delante su personaje de Halia aunque en aquellas escenas en los que tiene que llegar a estados de ánimo extremos, no están suficientemente trabajadas las transiciones, no resultan sinceras (una no pasa de un estado normal al grito desgarrador en un segundo, necesita de un tiempo de asimilación para que resulte creíble), mermando así la capacidad para conmovernos. Aun así, como digo, el trabajo de todos es evidente y nos mostraron uno de los mejores montajes de la Mostra.

Ekilibrio nos ofreció de nuevo un texto propio de la directora, En la nostalgia. Un texto que sugiere cosas interesantes pero que no conduce a ningún sitio. Y lo peor de todo es que el espectador entiende que no va a ningún lado desde el mismo comienzo de la obra. La dirección de Carmen Benito es lánguida y sin garra lo cual no contribuye mucho a captar la atención de los presentes. Da la sensación de estar más interesada en mostrarnos una serie de estampas que de contarnos una historia. Para colmo las imprecisiones técnicas se repiten en distintos momentos de la obra. Es una lástima porque cuenta con un elenco interesante en el que destacaría a Antonio Barceló y a Judith Villamor que apuntan muy buenas maneras pero que aquí se ven contagiados por la blandura general del montaje. El resultado es un producto honesto, respetable pero que requería una dirección más segura y firme y de paso, ¿por qué no? una historia que contar.

Cuatro espectáculos. Cuatro opiniones. Prácticamente he cubierto la primera semana ya que el sábado no pude asistir para ver Comisaria especial para mujeres.
En mi siguiente entrada comenzaré con Compañía Mandril. A ellos seguirán platos fuertes como Oscar Martín, Sahara, La Otra Cara…
Mientras, adjunto encuesta donde podréis votar a vuestras favoritas. Por aquello de ser más justos, de que si no las he visto todas, etc... la pregunta no es ¿Cual te ha gustado más? sino ¿a cual destacarías de la semana? Por supuesto, admite varios votos si crees que ha sido más de un grupo el que se merece aprobar con nota.
Venga, a opinar todo el mundo.
(fotos elchedigital.es)